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REFLEXIÓN COVID-19
Colegiado núm. 1082Sant Cugat del Vallès, març de 2020
Un enemigo ‘invisible’, un virus que avanza, implacable, silenciosamente... nos ha cambiado de golpe y nos obliga a modificar constantemente nuestras rutinas, y nuestro estado de ánimo… aprendamos y recuperemos la comprensión, el respeto y la dignitat de la persona.
Hay ciertos momentos en los que, en tan solo un instante, la vida nos puede dar un giro de 180 ° de manera inesperada...
No
es necesario recordar escenarios anteriores o que, desgraciadamente, se
viven día a día, como podría ser en el caso de un accidente de tráfico
grave. Ahora bien, la situación excepcional que hemos empezado a vivir
desde el pasado 12 de marzo en nuestro territorio es única y nunca
vivida anteriormente ... quizás podemos tomar ciertas similitudes de las
guerras mundiales, puede que haya paralelismos con la gripe de 1918, la
pandemia más devastadora conocida, por cierto.
Hablamos
de cambio climático, hablamos de guerra armamentista, estábamos a punto
del 5G, hablamos de guerra química ... y aún con la resaca de la crisis
del 2008, nos aparece un “enemigo invisible”, un virus que avanza,
implacable, de oriente hacia occidente, sin hacer ruido, pero
habiéndonos avisado.
¿Qué
necesitamos más para ser todos conscientes de la magnitud de lo que está
pasando? ¿Necesitamos más mensajes como el que lanzó Bill Gates en
2015? ¿Deberíamos haber escuchado más a nuestros abuelos y abuelas, la
voz de la experiencia, aquellos que ahora parece que para algún gobierno
son una molestia y que justifica su muerte porque 'sobran?
Todo
esto es complejo ... de la noche a la mañana, este país que nació para
estar fuera, tomar una cerveza con los amigos o ver puestas de sol,
sintiendo la caricia en la cara de la brisa de la tarde en la orilla del
mar o en la ladera de una colina, se nos ha prohibido salir, se nos ha
prohibido abrazarnos, tocarnos, darnos un golpe en la espalda de
aquellos que tanto odiábamos cuando alguien nos lo hacía diciendo ... “Hey, ¿qué pasa tío? "
De
repente tenemos que pasar ni una, ni dos, ni tres, ni cuatro ... sino
¡veinticuatro horas juntos! ¿quién lo aguanta esto? no estamos
preparados…no nos hemos podido preparar! niños arriba y abajo sin
demasiado trabajo o trabajo del cole como nunca habían tenido
presencialmente antes... padres y madres pensando que ahora son profes
... pero además con unas habilidades en el tele-trabajo y en las
vídeo-conferencias que no se las habrían imaginado nunca.
De repente, hemos pasado de un “¿y ahora qué vamos a hacer?” A un “bufff ... no puedo ni enviarte un whatsapp porque me faltan horas”
... a las 9:00me conecto con mi hijo y el cole; a las 11:00 tengo
sesión de Zumba con Tatiana de #zumbadesdecasa; a las 12:00, ducha
rápida y vídeo-conferencia con mi jefe de sección; a las 13:30 comida
(¡hacerla!) y apagar todos los móviles y tablets ... hasta las 14:30, de
nuevo conexión con el cole (no lo entiendo porque normalmente a esta
hora están en el patio); a las 16:00 me encuentro 'virtualmente' con los
responsables de área de la empresa; a las 17:00, aquí, en mi barrio,
comienza el juego del 'veo, veo,' bingo ', o sale uno que siempre dice
‘me aburrroooo '... merienda, un momento de relax, pero ya se nos hacen
las ocho y empezamos con los aplausos en todos los balcones ... (por
cierto, hay una terraza contigua en la que cada día veo a más gente
...); agotado, después de los aplausos y de seguir el play-list del día
con aquel vecino de no sé qué calle pero con un equipo de música
potentísimo, justo antes de la cena, es tradición cantar 'Resistiré' ...
cierro la puerta del balcón y pienso ... aun tenemos que cenar ...
puedo hacerlo ... ¡'he resistido'! Y, mañana, ¿sabes qué? aprovecharé
esa media hora que me queda libre para apuntarme a un curso on-line de
bonsáis cultivados en el Machu Pichu ... lo pensaré.
Esta
pausa simpática también nos debería servir para hacer una reflexión
profunda ... para ser conscientes de que esto va para largo y que todos
tenemos que poner de nuestra parte ... y de una manera muy sencilla y
egoísta ... sólo pensando en mí, quedándome en casa, puedo ayudar siendo
uno menos en transmitir la enfermedad o ser uno menos infectado por la
misma.
La sacudida ahora es
sanitaria pero, desgraciadamente, ya se empieza a notar también la
económica ... cada día son más las personas que se encuentran en una
situación desconocida y de incertidumbre llamada 'de despido temporal',
el famoso ERTE. Personas activas, trabajadoras, válidas que, de repente,
no sólo tienen que quedarse en casa, sino, además, sin obligaciones
profesionales ... ¿vamos tomando nota de las variables que conlleva esta
nueva y excepcional situación?
Cabe
decir que este enemigo invisible no sólo nos ha cambiado
repentinamente, sino que nos obliga a modificar constantemente nuestras
nuevas rutinas, si las tenemos, y nuestro estado de ánimo. Cada día las
cifras varían, los pronósticos también, las fechas de aplazamientos
bailan y las (in) decisiones gubernamentales rematan el escenario de
desconcierto.
Todo esto ya lo
sabemos, ¿verdad? quizás pues, antes de acostarnos hoy, en esos cinco
minutos que nos quedan antes de cerrar los ojos para afrontar la agenda
repleta del día siguiente, nos irá bien leer y reflexionar con las
palabras de Yan Lianke, literato chino, censurado en su país, y que
dirigió a sus alumnos de la Universidad de Hong Kong el 21 de febrero,
justo antes de comenzar su primera clase virtual.
Sencillamente, aprendamos, no lo olvidemos, seamos constantes en estos nuevos y saludables hábitos que parece que estamos adquiriendo y recuperemos la comprensión, el respeto y la dignidad de la persona. Juntos, lo conseguiremos.
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[i] Ignasi Bau Giménez, Psicopedagog, mestre i logopeda, col·legiat núm. 1082. Membre de la Xarxa d’Experts del Col·legi de Pedagogs de Catalunya. http://www.pedagogs.cat/reg.asp?id=4482&i=ca
Fecha de publicación: 30/3/2020