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RELACIÓN FAMILIA - ALUMNOS - CENTRO

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LA RELACIÓN FAMILIA - ALUMNOS - CENTRO EDUCATIVO


DIANA MICHALEWICZ LANGER (**)

Colegiada 727

Canet de Mar, mayo 2013



CUANDO LA FAMILIA NO RESPONDE... (COMO QUERRÍAMOS)

 Puede parecer que no se den cuenta de la necesidad de su intervención en beneficio de sus hijos y a menudo, cuando responden, hablan de la propia problemática, monólogos que llegan a ser barreras para centrarse en sus hijos o hijas.

 

A veces, la familia no responde a la demanda del centro según nuestras expectativas y se convierte en un continuo ir y venir de notas en la agenda, o llamadas que no dan resultado.

 

Me he encontrado, tanto en la consulta como en los años de trabajo en las escuelas taller y en la  casa de oficios, con algunas familias (padre o madre) con graves dificultades propias, como para hacerse cargo de las dificultades de sus hijos. Por ejemplo; madres que parece que solo pueden hablar de sus enfermedades, (en muchos casos crónicas) y que se sienten desbordadas por la situación que viven, no pudiéndose centrar en aquello que la escuela le está planteando: comprometerse con la atención del hijo o hija, poner límites, etc.

 

No es que no quieran entenderlas, es que parece que “no saben o no pueden más”. Incluso podríamos encontrarnos que algunas de estas familias, si les insistimos demasiado, se pueden poner en contra, creándose tensiones, porqué sus limitaciones no les permiten dar explicaciones.

 

Cuando me encontré, decidí trabajar con el alumno, sabiendo que no podría contar con el apoyo de la familia. Evidentemente, tenemos que ofrecer un mayor apoyo al alumno, teniendo en cuenta que en su casa no tiene ninguna ayuda en las cuestiones escolares pero más importante aún: ni siquiera buenos ejemplos de habilidades sociales (respeto, resolución de conflictos, comunicación...). Como no podemos cambiar la situación, podemos intentar, por ejemplo, trabajar interprofesionalmente, con servicios sociales, si son usuarios.

 

Quiero aclarar, que el hecho de no tener apoyo en casa en cuestiones escolares, no es lo más significativo. Esta carencia, es usual también en familias de origen inmigrante pero no tiene las mismas connotaciones. En las entrevistas con familias de origen inmigrante en las escuelas taller, me encontraba que existía, en la mayoría de los casos, un entendimiento en cuanto a la importancia que daban a la formación y al trabajo de sus hijos. Se comprometían a hacerles respetar las normas y agradecían mucho que contáramos con ellos para darles otra oportunidad. Este acuerdo repercutía positivamente en la trayectoria del joven.

 

Por tanto, me refiero especialmente a las situaciones donde la familia parece no darse cuenta de la necesidad de su intervención en beneficio de su hijo o hija y a menudo, cuando responden, es para dar largas explicaciones de la problemática que viven. No es que no queramos empatizar con las situaciones difíciles, que evidentemente lo hacemos, es que encontramos que estos padres y /o madres, nos están pidiendo la atención para ellos, y así, sus monólogos, se convierten en barreras, imposibilitando centrarnos en sus hijos o hijas. El tiempo destinado a las entrevistas en los centros educativos es limitado.

 

Así pues, dada esta situación, la escuela, representada por los tutores encargados de acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje, tiene que coger la responsabilidad de ayudar mucho más a estos alumnos, intentando trabajar con ellos modelos efectivos de habilidades sociales. La flexibilidad es básica: si se ha de dar más tiempo para entregar deberes o trabajos, si se han de dar explicaciones más individualizadas, es por el bien del alumno: que en ningún caso tiene la culpa de las dificultades de su familia, !muy al contrario!

 

Por tanto, ante esta situación, es preciso que los maestros y profesores pidan y escuchen (escucha activa) las razones que puede dar un alumno por no haber podido hacer o acabar un trabajo y que tengan en cuenta que pasa en su casa. No se trata del “café para todos” la atención a la diversidad se ha de comprender desde la vertiente de los alumnos, pero sobretodo de la diversidad de familias: diferencias culturales, religiosas, sociales, educativas, de estructura o de desestructura, todos los modelos suelen estar presentes en la mayoría de las aulas y tenemos que dar respuestas que se ajusten a sus necesidades.


(*) El artículo puede ser reproducido, citando la fuente y el autor/a.

(**)  Artículo publicado en PSICOPEDAGOGIACANET: http://psicopedagogiacanet.wordpress.com


Fecha de publicación: 21/5/2013