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J.SARRAMONA: EL DEBAT COM A EINA D’APRENENTATGE, A PARLEM DE PEDAGOGIA

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EL DEBATE COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE (1)

 

Jaume Sarramona López (2)
Col·legiat 120
Bellaterra, 3 de gener de 2025


En el último artículo de opinión publicado ya señalaba la necesidad de desaprender en ciertos momentos y sobre ciertas cuestiones, si realmente no queremos quedar fijados por prejuicios permanentes, vinculados a conocimientos e ideas erróneas o superadas. Pero, ¿cómo se puede hacer esto? Pues el debate abierto con los demás, especialmente con quienes piensan diferente, constituye una muy buena herramienta para lograrlo.

La verdad es que solemos huir del debate – unos más que otros, claro – como una forma de no poner en peligro nuestras convicciones. Cuanto más radicales son las convicciones, más se suele rechazar ponerlas a prueba en un debate de contraste con otros planteamientos. Es fácil constatar cómo hay grupos y personas que nunca quieren debatir sus criterios, que pueden considerar dogmas indiscutibles y así seguir manteniéndolos como verdades absolutas, sin plantearse dudas.

Debatir no es hacer monólogos al lado de quienes piensan diferente. Debatir supone entrar en las afirmaciones y argumentos ajenos, constatando su veracidad y racionalidad, al tiempo que se hace lo mismo con los propios planteamientos. Debatir significa argumentar, y argumentar supone plantear justificaciones (argumentos) que vayan más allá de la simple opinión personal, que tengan respaldo científico o realidades contrastadas. Esto implica buscar información previa y mantener una actitud abierta para considerar planteamientos diferentes a los que ya se tienen. El resultado final no tiene por qué ser necesariamente un cambio en los propios posicionamientos, que quizás sean aceptados por otros, sino una consolidación de los mismos, pero ahora con nuevas firmezas, si es el caso. Sin embargo, la posibilidad del cambio también debe permanecer abierta.

Decía que no es habitual encontrar auténticos debates abiertos, ni en el mundo de los medios de comunicación ni en el de las publicaciones, donde más bien se exponen las propias opiniones y creencias sin mencionar nunca las contrarias, sin justificar los propios planteamientos contrastándolos con los diferentes. Personalmente, lo he vivido en la universidad y fuera de ella. Tampoco son auténticos debates los que se hacen con los políticos en tiempos de elecciones, donde se lanzan proclamas de propuestas propias y se destacan los posibles errores cometidos por los contrincantes.

Los centros escolares de todos los niveles son un lugar idóneo para fomentar el debate, que abre las mentes a la diversidad y ayuda a superar los mensajes falsos y las convicciones simplistas o estereotipadas. Los debates pueden plantearse como actividad individual o de grupo, siempre que este sea reducido y se garantice la participación plena de cada uno de sus miembros. La temática a tratar puede ser muy amplia, desde temas sanitarios (vacunas, alimentación vegana) hasta temas sociales (uso del catalán en la vida cotidiana, inmigración) o cotidianos (uso de teléfonos móviles, vivienda en poblaciones grandes o medianas), etc. Se pueden asignar los papeles a representar por los partidarios o contrarios a un determinado planteamiento y dejar tiempo y dar orientaciones para buscar los argumentos y contraargumentos que se pueden emplear. Hay países que han convertido esta práctica en tradición.

Tener que debatir argumentando y contraargumentando, además de obligar a obtener informaciones diversas y fiables, desarrolla la capacidad de expresión verbal, que actualmente es una de las capacidades más perjudicadas por el uso masivo de las redes sociales, donde los textos breves, simplistas y los emoticonos sustituyen el discurso largo y matizado con oraciones subordinadas, que parece haber desaparecido del uso cotidiano. Tampoco hace falta decir que el propio docente puede fomentar permanentemente los beneficios del debate empleándolo en sus exposiciones, manteniendo así la curiosidad y la reflexión de los alumnos de manera constante.

Asimismo, el contexto familiar es un ámbito igualmente idóneo para poner en práctica el debate – siempre guardando las formas y el respeto mutuo –, de modo que las informaciones recibidas se sometan a la verificación y al análisis de sus diversas implicaciones, que las actitudes y decisiones personales tienen sobre nosotros mismos y los demás. En definitiva, se trata de hacer realidad el viejo principio de ponerse, al menos en algún momento, en el lugar del otro, al tiempo que la racionalidad y la empatía se consolidan en nuestras propias mentes.

Nota: Personalmente, siempre he procurado predicar con el ejemplo en este terreno, y como muestra tengo publicaciones como Conservadores e izquierdistas frente a la educación (ed. Horsori).

 



(1) BELLATERRA DIARI: https://www.bellaterradiari.cat/opinio/99298/el-debat-com-a-eina-daprenentatge el 2 de gener de 2025
(2) Jaume Sarramona López, Doctor en Pedagogia, Pedagog i Mestre. Professor de Pedagogia a la Universitat de Barcelona i de la Universitat Autònoma de Barcelona. Catedràtic d’Universitat des del 1983. Entre el 2006 i el 2014 Catedràtic Emèrit de la Universitat Autònoma de Barcelona. President del 1r. Consell Social i membre de la Comissió de Deontologia del Col·legi de Pedagogs de Catalunya. Autor d'innumerables publicacions sobre pedagogia i educació. Es pot consulta la seva trajectòria pedagògica i educativa a www.sarramona.net


Fecha de publicación: 3/1/2025