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EL DIARI DE L’EDUCACIÓ: ÉTICA Y DOCENCIA

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EL DIARI DE L’EDUCACIÓ: ÉTICA Y DOCENCIA

Con motivo del Día del Docente, la Vocalía de Pedagogía y Escuela del Col·legi Oficial de Pedagogia de Catalunya, quiere aportar una serie de reflexiones alrededor de la ética al ámbito de la docencia, para hacer evidente el reconocimiento de la tarea de los pedagogos/as, psicopedagogos/as, maestros, profesorado, así como del resto de profesionales de la enseñanza dentro del sistema educativo.

Firman este artículo: Laia Pinilla, Maria de Montserrat Oliveras, Marta Fabregat, Victòria Gómez, Nuria Padrós, Ignasi Bau y Joan Gamero, miembros de la Comisión de la Vocalía de Pedagogía y Escuela


Entendemos a los/las profesionales de la pedagogía en el ámbito escolar, como personas con un compromiso vital que les permite reconocer principios, deberes y derechos. Hay que evidenciar una convicción ética alineada con los derechos humanos -y de los derechos de los niños- con el objetivo de promover aquellos valores que tejen el respeto y la responsabilidad de una sociedad pacífica, inclusiva, justa y considerada. Una conceptualización que vincula directamente la ética con la docencia.

En una aproximación a la definición de ética, encontramos que la más utilizada es entenderla como sinónimo de moral, como un conjunto de prescripciones sobre lo que es correcto y lo que es incorrecto, lo que es justo y lo que es injusto. Desde la vertiente académica, el concepto de ética se refiere a la actividad reflexiva que fundamenta las prescripciones morales o que, interrogándolas, las deconstruye o cambia.

Así mismo y siguiendo a Joan Canimas, hay una distinción entre resolución de problemas éticos y consenso social sobre problemas éticos. La resolución de problemas éticos es una actividad propia de la filosofía moral, mientras que el consenso social sobre problemas éticos es el acuerdo sobre una cuestión moral que se produce en el ámbito de la comunidad política . Así pues, hay que insistir en esta definición porque no siempre el consenso social o la solución social de un problema moral significa que se haya resuelto de manera ética.

Si, tal como dice Meirieu (2001, p.10), entendemos la ética como “la interrogación del sujeto sobre la finalidad de sus actos […] situándolo hacia la cuestión del otro” y el reconocimiento de su alteridad, nos podemos plantear una serie de cuestiones y reflexiones desde la mirada pedagógica:

1. Importancia de los profesionales de la docencia, desde una perspectiva ética y social

Desde una visión utópica y romántica que mueve la transformación social bajo el paraguas de los Derechos Humanos y teniendo presente el origen latino de la palabra docente –docere, enseñar- los/las docentes son capitales en el camino de la investigación de las mejores estrategias para cada alumno/a atendiendo a sus peculiaridades, diferencias, motivaciones, ilusiones, manteniendo siempre vivo el espíritu de la curiosidad.

Los/las profesionales éticos se caracterizan para tener: habilidades cognitivas, sociales y comunicativas, empatía y valores que predican con el ejemplo, saben escuchar y mantienen vinculación con los agentes de la Comunidad Educativa y Servicios Externos, teniendo como prioridad la coordinación escuela-familia desde donde ofrecer orientación, asesoramiento y apoyo como docente, y/o pedagogos/as, psicopedagogos/as.

2. Compromiso con la sociedad

Los docentes estamos comprometidos con la sociedad desde el Centro Escolar, como respuesta a la inquietud que genera ser espectadores de injusticias y vulneración de derechos, contribuyendo con la acción pedagógica a cambiar el mundo.

Un compromiso que pide responsabilidad y modestia. Responsabilidad, porque aquello que hacemos y decimos -y aquello que no decimos, hechos, miradas y gestos- deja huella. Modestia, porque contribuimos a la formación de personas -nuestro alumnado- defendiendo que el individuo se hace a sí mismo (Pestalozzi, 1994, citado a Meirieu, 1998) y los profesionales de la pedagogía no somos más que guías, facilitadoras y acompañantes; un modelo entre muchos, que no lo sabe todo, pero conoce la importancia de la pregunta sobre la respuesta como vía de entrada a aquello desconocido (Alves, 1996).

La ética de nuestra tarea nos pide compromiso con la tarea de educar desde la responsabilidad y la modestia con el alumnado a quien dejamos huella; con las familias con las cuales colaboramos; con la sociedad en continúa transformación.

3. Compromiso con las personas

El compromiso con el alumnado implica reconocerlo como sujeto de derecho, encontrando el equilibrio en la acción educativa entre la libertad y el fortalecimiento (Meirieu, 1998), creando un espacio seguro para la formulación de preguntas y la búsqueda de respuestas, con la voluntad de facilitar un aprendizaje emancipador, que transcienda más allá de la escuela (Meirieu, 1998; “maestro emancipador”; Rancière, 2010). Tenemos la obligación ética de ser un apoyo en la construcción de la propia persona, evitando expectativas demoledoras, pero siendo honestos y declarar que aprender supone esfuerzo como dice la pedagoga Inger Enkvist.

Cómo expone Marcelo (2012), el docente tiene la obligación ética de aprender a enseñar, porque todo alumno/a tiene derecho a aprender. Según Grossman y Lee (2005), hacen falta docentes competentes en el conocimiento del contenido que enseñan, así como en la resolución de problemas, y la toma de decisiones para poder ayudar al alumnado.

Cooperar en el crecimiento de la persona, tanto en el conocimiento como en el carácter, es una tarea de gran responsabilidad y conlleva a cooperar en la conformación individual de su ethos, pensamiento crítico y estrategias de respuesta ante las situaciones cotidianas de la vida.

4. Compromiso con las familias. Profesionalización docente

Las familias depositan en los profesionales de la educación (maestras, profesorado, pedagogos/as…), la confianza en la formación de sus hijos e hijas, por lo tanto tenemos la obligación ética de dar la mejor respuesta posible. El/la docente, en todas las etapas educativas, necesita una gran profesionalización, tiene que disponer además de la formación académica de la etapa, capacidades y competencias para asumir las responsabilidades, funciones y tareas propias de la docencia, como:

Intelectual y técnica. Conocimientos de la propia materia y otras materias del currículum y curiosidad por nuevos conocimientos intelectuales, científicos, tecnológicos, sociales, lingüísticos, culturales, pedagógicos, etc.

Didactico-Pedagógica. Por la mejora de la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje, con la selección de los conocimientos, contenidos y recursos para poder atender la diversidad del alumnado.

Comunicativa. Procesos bidireccionales de comunicación entre docentes y discentes: recepción, interpretación, producción y transmisión de los mensajes a través de diferentes canales y medios, y contextualizados a las diversas situaciones educativas.

Humana. El crecimiento y autoconcepto positivo del/de la docente y la madurez y equilibrio emocional son indispensables para afrontar la variedad de aspectos que envuelven la docencia, la gestión del estrés, tensiones y resolución de situaciones, así como la adaptación a nuevas situaciones.

Social. Gira alrededor del respeto a los valores de la sociedad y comunidad del entorno en el cual se trabaja, con actitudes de observación y escucha de todos los integrantes de la comunidad educativa. Compromiso ético con la gestión positiva del centro educativo y la armonía con los equipos de trabajo.

Laboral. Respeto e implicación en la cultura y el proyecto de la institución educativa y en la consecución de los objetivos mediante el trabajo de equipo. Compromiso ético con los deberes y derechos como trabajadores/as, y la implicación con la cura, clima y confort del entorno escolar y sus aulas.


"Ética y docencia, para continuar facilitando y favoreciendo desde un marco pedagógico la universalidad de la educación, equitativa e inclusiva, sin excluir a nadie"

Como conclusión

Como profesionales de la educación (docentes, pedagogos/as, psicopedagogos/as…), implicados en la mejora continúa de la educación y en el compromiso con alumnos, familias y sociedad, desde una perspectiva ética y pedagógica, apostamos por la investigación y desarrollo didáctico con metodologías que acompañen una realidad educativa donde el alumno/a, grande o pequeño, disfrute:
  • De proyectos educativos deliberadamente abiertos en la vida y que provoquen iniciativa, curiosidad y desarrollo.
  • De infinitas posibilidades pedagógicas que abracen situaciones y retos para los alumnos que los permita afrontar una sociedad en constante cambio.
  • De espacios con comodidades físicas y oportunidades pedagógicas que fomenten hábitos y bienestar que generen climas de aprendizajes basados en la actividad del alumnado.
  • De oportunidades educativas que faciliten la libertad de movimiento en el marco de un Proyecto que contemple una educación basada en los intereses y tendencias naturales de los/de las alumnas.
  • De una realidad que fomente la inclusión y la atención a la diversidad, donde el alumnado se haga preguntas y encuentre respuestas. Entornos pedagógicos que faciliten desarrollar la potencialidad de cada cual.
  • De un bienestar que facilite el desarrollo de competencias socio-emocionales en un clima de superación personal al ritmo de cada cual.
  • De una realidad que permita observar y captar incógnitas; formular hipótesis; imaginar soluciones; experimentar y comprender situaciones complejas, para proponer y mejorar la solución propuesta.
Ética y docencia, para continuar facilitando y favoreciendo desde un marco pedagógico la universalidad de la educación, equitativa e inclusiva, sin excluir a nadie. Y celebrar que la vida nos otorgue la posibilidad de un existir educativo apasionante, tal como dice Rubem Alves (1996), disfrutamos de la inmortalidad:

«Enseñar es un ejercicio de inmortalidad. De alguna forma seguimos viviendo en aquellos cuyos ojos aprendieron a ver el mundo a través de la magia de nuestra palabra. Así, el/la profesor/a no muere nunca…»

Fuentes citadas
  • Alves, R. (1996) La alegría de enseñar. Recursos, 14. Octaedro Caninas,
  • Joan Canimas, blog “Ètica aplicada a la acció social, psico-educativa y sòcio-sanitaria“ http://www.canimas.eu/ca/
  • Meirieu, P. (1998) Frankenstein educador. Laertes Educación, 87
  • Meirieu, P. (2001) La opción de educar. Ética y Pedagogía. Recursos, 40. Octaedro Rancière, J. (2010) El maestro ignorante. Laertes Educación, 104

Fecha de publicación: 5/10/2021