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LOS BUENOS PROPÓSITOS NOS AYUDAN A MEJORAR

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LOS BUENOS PROPÓSITOS NOS AYUDAN A MEJORAR


Jaume Sarramona López [i]

Colegiado núm. 120

Bellaterra, Enero de 2018
 

Ya es un tópico que con el año nuevo renovemos buenos propósitos y añadamos nuevos. La experiencia de años anteriores nos pueden hacer ser pesimistas respecto a su cumplimiento, bien cierto, pero igualmente nos tenemos que volver por la vía de los buenos propósitos; rendirnos es ir inevitablemente hacia atrás. Tal vez tenemos que aprender a ser un poco realistas, pero tampoco demasiado. Las utopías mueven el mundo y los viajes a Itaca permiten ir más lejos... 

La educación es siempre un buen propósito. Y las vacaciones de Navidad son una buena ocasión para hacer un primer balance del curso, por ejemplo. Y esto vale tanto por lo que respecta a los alumnos como para los docentes y padres; cada uno en su papel, que es complementario del asignado a los otros.

El informe de evaluación del primer trimestre es así una oportunidad para que el propio alumno vea como va su aprendizaje, y da la oportunidad de hacer las correspondientes correciones, si es el caso. Los propósitos de mejorar, la corrección de posibles comportamientos inadecuados, la misma persistencia en todo aquello que es positivo, se puede traducir en un pacto de compromiso que especifique todo aquello que se piensa hacer a partir de ahora. Es bueno explicitar los buenos propósitos en un texto, que podría incluir fechas de revisión y de valoración compartida con los padres. Siempre decimos desde la pedagogía que la autoevaluación es necesaria pero no suficiente; son necesarios elementos de contraste. En algún caso, además de los padres, la revisión de compromisos se podrían hacer también con el tutor escolar correspondiente.

Por lo que respecta a los padres, hablar con los hijos sobre la escuela y las actividades de todo tipo que tienen que ver con su educación supone explicitar su compromiso a darles soporte en todo lo que puedan, asumiendo también compromisos desde su ámbito de actuación. No es una cuestión menor que se añadan estos compromisos a los que se hayan fijado los hijos, como muestra de apoyo y comprensión. Los padres no pueden olvidar nunca que enviando a los hijos a la escuela no acaban con sus responsabilidades educativas; y buena prueba de esto es que habrán tenido que ejercer como educadores plenos durante todas estas vacaciones navideñas, como lo tienen que hacer en otros periodos vacacionales. 

Y añadimos aquí los abuelos o equivalentes, que en muchos casos deben de ejercer funciones educativas plenas durante muchas horas y días a lo largo del año por las circusntancias que rodean a las famílias actuales, y que son suficientemente conocidas. Recordar al respecto que con la estima sincera no hay suficiente para educar. A parte de la aceptación y comprensión, tiene que haber la corrección, si conviene. 

¿Y qué decir de los docentes? Pues que la valoración de un primer trimestre puede dar muchas pautas de como seguir lo que resta de curso. Si las evaluaciones y los correspondientes informes son compartidos entre los equipos docentes, seguro que se pueden derivar propuestas de mejora, las cuales también deben tener plazos de revisión. Nada en educación tiene que tener tono fatalista. El fatalismo es el peor error que se puede cometer en la profesión docente, que precisamente porque es docente es también educativa. Es bien conocido el principio de la “profecía autocumplida”; por lo tanto se trata de predecir siempre buenos resultados, confiando en las posibilidades de mejora de los alumnos de la propia tarea docente. Porque el ejercicio profesional siempre es mejorable, siempre se puede mejorar si se reflexiona sobre la propia actuación y se tiene voluntad de progreso.

Y frente a la conjetura socio-política que vivimos en nuestro país, no está de más que pidamos a nuestros responsables sociales y políticos que también expliciten los buenos propósitos para este año, que los hagan evidentes, y con el realismo miren de avanzar hacia el progreso de nuestro pueblo. Eso si, todo esto lo tienen que poder hacer en libertad y plena responsabilidad. Aquí tampoco nos tenemos que dejar vencer por el pesimismo. Que el nuevo año nos sea propicio a todos.



[i] Doctor en Pedagogía, Pedagogo Maestro. Profesor del doctoratdo de la UNIR. Profesor de Pedagogía en la Universitat de Barcelona y en la Universitat Autònoma de Barcelona. Catedrático de Universidad desde 1983. Entre el 2006 y el 2014 Catedrático Emérito de la Universitat Autònoma de Barcelona. Presidente del 1r Consejo Social del Col·legi de Pedagogs de Catalunya. Autor de innumerables publicaciones sobre pedagogía y educación. Se  puede consultar su trayectoria pedagógica y educativa en www.sarramona.net

Fecha de publicación: 8/1/2018