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¿QUÉ ES PRIMERO: EL JUEGO O EL JUGUETE?

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REGALAR JUGUETES LLENOS DE BUENAS EXPERIENCIAS

 

AINA FLORES HIDALGO

Colegiada núm. 1528

Barcelona, Enero 2017

 

 


La magia de los reyes comienza  con la carta y es uno de los recuerdos más bonitos de la infancia que perdura cuando somos adultos. Si, además, padres y madres compartimos juegos con hijos/hijas, el mejor juguete será el mejor regalo que recordamos. Porque la pedagogía de cada juego y cada juguete ayuda a crecer al niño.

 

 

, las palabras clave que comiencen dentro de una carta llena de sorpresas e ilusiones, escritas con esfuerzo y buena caligrafía, letras de colores con rotuladores y bolígrafos especiales, y si es necesario, quitar un poco la lengua para precisar bien el movimiento de la mano en escribir.

 

Paraos a observar a los niños y las niñas, como intentan recordar con gran concetración lo que más desean; miradas al infinito, golpear el rotulador contra la barbilla, sentarse casi a la punta de la silla... cada uno con su recurso para hacer memoria de tantas cosas por escribir.

 

Me encanta la preocupación que tienen para ser claros en su mensaje. Hacen uso de letras grandes y vistosas, o los que todavía no hacen letra ligada, perfectas mayúsculas que ocupan toda la pauta.

 

 Y es que la magia de los reyes comienza con una carta, pero lo más importante es que acaba como uno de los recuerdos más bonitos de la infancia, y por qué no, perdura también una vez somos adultos.

 

Hablando con mi familia y mis amigos sobre los regalos de reyes, lo más curioso no fue que recordasen en sí el nombre de los juguetes, sino que añadían con gran entusiasmo que habían sentido al recibirla, de jugar sin parar, en fin, todo lo que es fruto del recuerdo vivido el día señalado. < ¡Qué divertido es el sonido del papel al romperlo!> – decían. Porque el juego y el juguete, pedagógicamente hablando, es un elemento educativo de primer orden.

 

Barbies, la Rosaura, Nancys, Barriguitas, Tracy, los juegos de mesa tipo Monopoli, Quien es quien, Cocodrilo Sacamuelas, muñecos como los Pinypons, Polly Pockets, aprendizajes con Ordilingua, emociones con Aventura del volcán... son algunos de los múltiples ejemplos de sus respuestas. Lo más importante fue como remarcaban y explicaban con entusiasmo los recuerdos y las vivencias con aquellos juguetes, a las cuales yo me incluyo por haberlas compartido con ellos en algún momento determinado o, por ser de la misma generación.

 

Por ejemplo, las Barbies, coincido que no era en sí la muñeca, si no todas las historias que llegábamos a inventar. Horas y horas de conversas que hacían más corta, si cabe, el rato de recreo La ilusión de llevarlas a la escuela un 8 de enero.

Aquellos escasos minutos de patio daban pie a hacer conversas inocentes, los primeros ‘realities show'con las Barbies, el Ken o el Paul. Todavía recuerdo los zapatos de tacón de la Barbie que quedaban olvidados en medio del patio…

 

Los niños, entusiasmados con la pelota nueva de cuero, chutaban tan fuerte como podían para imitar a los jugadores del “Dream Team”, mientras nosotras protegíamos antes nuestras muñecas y sus preciosos peinados, que a nosotras mismas de recibir un pelotazo. Hasta que se daban cuenta las maestras de que la pelota era de cuero y no podía estar en el patio.

 

En la carta no dejamos pistas sobre lo que esperamos recordar, pero en cambio los reyes magos llevan preciosos paquetes envueltos, y además, ilusión y tiempo para compartir con los amigos y con nuestros padres, madres y hermanos. ¡Tiempo para ser niños!

 

Cuánta razón tiene Toy Story: los juguetes no son tan solo objetos, sino que son una propuesta de diversión asegurada, nos hacen compañía y están para dejarles marcas de desgaste de recrear historias inventadas.

 

Si además, los padres y madres, educadores de gran importancia para el desarrollo de los hijos e hijas, buscan tiempo de su día a día para compartir juegos y sonrisas, posiblemente aquel juguete será más que un nombre, será el mejor regalo que recuerde un niño. Al final no es tener gran cantidad de juguetes, sino aquellas que realmente se deseas y se pueden compartir.

 

Quiero proponer un anuncio que es justamente la clave para entender que el juguete que da verdadero juego, que nos hace disfrutar, que nos educa al fin y al cabo. Recordad: no es en sí el molde de galletas, sino la diversión asegurada de jugar en la cocina, hacer guerras de harina y, por supuesto, divertirse juntos siendo alocados cocineros. ¿Es o no es un regalo?

Fecha de publicación: 2/1/2017