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IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS
IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS
VICTORIA GÓMEZ SERÉS[i]
Colegiada núm. 38
Barcelona, diciembre 2014
Hay un juguete imprescindible: los padres. Es motivador, siempre inventa cosas, da seguridad, cariño y nunca se terminan las pilas. Nuestros hijos recordarán los ratos que pasamos juntos, los juegos a los que jugamos, los libros que les leímos o los cuentos que les explicamos pero no recordarán si les compramos 4 o 24 juguetes
Educación de los niños de 0 a 6 años
Muchos padres no son conscientes de la importancia que tiene la educación en esta etapa de la vida, sin embargo es preciso tener en cuenta que en estos seis primeros años de vida se desarrollan alrededor del 60% de las capacidades de los niños/as y aquellas que no se trabajan a su tiempo es más difícil recuperarlas. Podemos llegar a pensar que los niños pequeños son unas personitas que están solo a la espera de “ser mayores” y en ese momento comenzar la tarea de la educación. Algunos papás al oír o leer estas palabras se preguntan“¿pero tan pequeño se entera de algo?”. La respuesta es contundente: los primeros seis años de vida son fundamentales para asentar las bases de su futuro. Los hábitos inculcados desde esta temprana edad son cimientos sobre los que iremos asentando las bases de su futura personalidad. Se educa desde el nacimiento.
¿Qué hacen los niños/as hasta los seis años? Los primeros meses, aparentemente, dormir y comer. Aparentemente porque a través de sus llantos, sus gorgoteos son capaces de llamar la atención en primer lugar de la madre y después de aquellos que le rodean con el fin de cubrir sus necesidades. Después ríen, hablan, andan… y durante todo este tiempo aparece un denominador común ¡JUEGAN! Su actividad principal es el juego, su trabajo es jugar, es más aprenden jugando. A través del juego lo aprenden todo o casi todo, en primer lugar a valorarse a sí mismos y a tener la confianza necesaria para enfrentarse a las diferentes etapas evolutivas de una forma espontánea y agradable. Es importante tener en cuenta la relación que guarda el tiempo dedicado al juego con el grado de autoestima que tiene el niño; un niño que juegue mucho crecerá con mayor vitalidad, mayor equilibrio emocional y con toda seguridad será un niño contento y por lo tanto feliz.
Los padres: el mejor juguete de los niños
Hay un juguete en la vida de nuestros hijos
imprescindible, muy importante, es un juguete que no es peligroso, siempre es
motivador, no cansa porque siempre inventa cosas nuevas, además de hacer pasar
ratos inolvidables da seguridad, ternura, cariño y nunca se le terminan las
pilas, este juguete son los padres. La voz, los sonidos que emitimos:
canciones, poesías, muecas, miradas…, son una fuente inagotable de diversión
para nuestro bebé. Más tarde aprende que el tacto es también una fuente de
diversión, así con el tacto despertamos un nuevo sentido en el bebé, sentido
que pronto comenzará él también a practicar y nos tocará la cara, nos tirará
del pelo… todo lo que sea acariciarle le encanta, es fuente de diversión y de
seguridad. Son muchas las situaciones que el bebé puede vivir de forma lúdica
si papá y mamá saben aprovecharlas; algunas de estas son: el cambio de pañal,
el baño momento de máxima diversión para el bebé cuando le mojamos, le
sumergimos o le cantamos o simplemente le balanceamos dentro del agua, ¡cuan
relajante y divertido es para el bebé!
El juego y los juguetes
A partir de los dos años nuestro hijo/a da un gran salto
en su crecimiento y entra en una nueva etapa de su evolución. La naturaleza del
juego empezará a cambiar y también el lugar que ocupamos nosotros en su juego.
Es importante tener en cuenta el desarrollo de su
capacidad para pensar sobre las cosas que descubre. Junto con su habilidad
manual, su psicomotricidad fina crece enormemente. También se produce una
explosión del lenguaje, medio excelente para expresar su pensamiento. La
ampliación de vocabulario así como la mejora de sus construcciones gramaticales
afectará directamente en su forma de jugar.
Con todo este nuevo bagaje a nuestro hijo/a es necesario
presentarle juguetes que le permitan experimentar movimientos: pelotas, juegos
de arrastre, tubos y estructuras de tela que le permitan entrar y salir, dando
rienda suelta a su imaginación. También le siguen gustando los bloques lógicos
piezas de diferentes colores y tamaños a los cuales ahora buscará nuevas
aplicaciones, montando y desmontando y siendo más interesante y divertido el
proceso que el resultado.
A partir de los cuatro años nuestro hijo, con un dominio
de todo su cuerpo, pondrá a prueba sus límites físicos, así pues necesita
juegos en el exterior donde pueda correr, saltar, caminar por un bordillo,
subir y bajar escaleras. Es el momento de introducir la bicicleta o el triciclo.
En este momento no solo le sigue gustando construir sino
también organizar el espacio pero en especial es la etapa en la que comienza a
imitar la realidad. Jugará a ser el/la maestro/a de su escuela y sus muñecas o
muñecos serán los alumnos, imitará su tono de voz, sus frases más repetidas,
jugará también a médicos y como no a papás y mamás. Es interesante observar
cómo juegan, qué dicen y cómo imitan a quienes tienen a su alrededor con el fin
de saber qué percepciones tienen de la realidad que les rodea; por esto es el
momento de comprar cocinas, disfraces, coches…
Finalmente también es importante desarrollar la
imaginación a través del juego simbólico: jugar a que ellos mismos o los
juguetes y objetos que eligen son una cosa distinta de lo que son en realidad.
El juego simbólico ayuda a nuestro hijo en su socialización porque empezará a
compartir su juego ficticio con sus hermanos o bien con sus compañeros de
colegio. Con el juego simbólico empezará a anticipar y a expresar sus
intenciones, es decir, a planificar previamente lo que quiere hacer, qué
juguetes necesita, qué papeles adoptarán tanto él como quienes jueguen con él.
Este resulta un gran paso hacia la maduración psicológica que poco a poco le
llevará al descubrimiento de la necesidad de poner reglas en el juego, con lo
cual descubrirá nuevas formas de jugar, los juegos con normas.
El “sexo” de los juguetes
Los padres no deberíamos diferenciar entre juguetes para
niños o para niñas. De hecho, nuestros hijos aprenden por modelos de conducta y
sus modelos más importantes son sus padres. Nuestros hijos hacen aquello que
ven hacer a sus padres, así si el papá es quien le ha cambiado con asiduidad el
pañal y le ha bañado, es lógico que nuestro hijo/a tanto si es niño como si es
niña repita las mismas conductas con sus muñecos. Si mamá le lleva cada día al
cole en coche y luego hace la compra en el supermercado nuestro hijo varón o
niña repetirá las mismas conductas. La orientación sexual de nuestros hijos no
se ve influenciada por el tipo de juguetes que utilizan sino por el modelo de
sus padres.
A modo de conclusión, en un tema tan amplio como la
importancia del juego y los juguetes en la vida de nuestro hijo resaltaría la
idea que, el día de mañana, nuestros hijos recordarán los ratos que pasamos
juntos, los juegos a los que jugamos, los libros que les leímos o los cuentos
que les explicamos pero no recordarán si les compramos cuatro o veinticuatro
juguetes.
[i] Vicepresidenta del Col·legi de Pedagogs, Doctora en Pedagogía, cofundadora y miembro directivo de PRACTICA REFLEXIVA.PRO http://www.practicareflexiva.pro/
Fecha de publicación: 13/12/2014