INTELIGENCIAS MÚLTIPLES Y COMPETENCIAS BÁSICAS

INTELIGENCIAS MÚLTIPLES Y COMPETENCIAS BÁSICAS

 

Núria Pedrós Pons

Colegiada núm. 233

Barcelona, febrero 2014

 

 

Juan es muy inteligente, Pedro es bastante competente, María está muy capacitada...  Muy a menudo se habla de inteligencia, capacidad o competencia; pero ¿hay tanta diferencia entre estos términos?

 

La teoría de las Inteligencias Múltiples[i] es un modelo propuesto por Howard Gardner[ii] en el cual la inteligencia se entiende como un conjunto de potencialidades bio-psicológicas diversas, diferentes e independientes pero que funcionan conjuntamente. Hasta hace poco tiempo la inteligencia se consideraba como algo innato e inamovible, se nacía inteligente o no, y la educación no podía cambiar este hecho. No se puede negar el componente genético que capacita al ser humano como lo que es, pero las potencialidades que lo conforman se desarrollan de una u otra manera dependiendo del medio ambiente que le rodea, las experiencias vividas, la educación recibida, etc. Hoy se definen las inteligencias[iii] como las habilidades que ayudan a la resolución de problemas, y las destrezas que facilitan generar nuevas, crear productos o ofrecer servicios valiosos dentro de un determinado ámbito cultural.

 

Esta nueva definición amplía el campo de lo que se ha entendido por inteligencia hasta ahora, y establece lo que se intuía desde hace algún tiempo: un gran expediente académico no es garantía para desarrollarse con cierto éxito en la vida. Hay personas con gran capacidad intelectual pero incapaces de, por ejemplo, escoger correctamente sus amigos, por contra, hay gente con un currículum escolar poco brillante que prospera en el mundo de los negocios o en su vida personal. Triunfar en peluquería o en un deporte requiere ser inteligente, pero cada campo utiliza tipos de inteligencias diferentes. Dicho de otra forma, el peluquero Lluís Llongueras no es más ni menos inteligente que la nadadora Gemma Mengual, simplemente las inteligencias de cada uno conectan campos diferentes. Ningún deportista de élite llega a la cima sin entrenar, por muy buenas que sean sus cualidades naturales o genéticas, como tampoco lo consigue ningún peluquero, matemático, poeta o comercial.

 

Sólo es necesario tener en cuenta que los seres humanos llegan al mundo con múltiples inteligencias que se estimulan y se desarrollan según el entorno en el que se vive: en nuestro ámbito, cuando el niño es pequeño se convierten lo que la LEC[iv] en Educación Infantil nombra Capacidades[v] entendidas como “las aptitudes o potenciales inherentes a todas las personas para adquirir conocimientos y aprendizajes continuados y progresivos que les permitan crecer integralmente en el mundo de hoy”; más tarde, en Primaria y Secundaria estas capacidades alcanzan el grado de Competencias[vi] Básicas definidas como[vii] “las capacidades para activar o movilizar los diferentes tipos de contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales) para hacer frente a situaciones diversas y actuar de forma eficaz”.

 

Así pues, queda de manifiesto que todas las inteligencias, capacidades o competencias tienen la misma importancia para ayudar a tener más o menos éxito en la vida, no hay ninguna que sobresalga en relación a las otras. En cambio, el sistema escolar vigente no las trata con esta equivalencia, solo cabe fijarse en las horas de clase que otorga a cada asignatura. Aunque las nuevas leyes se van acercando a esta igualdad a nivel teórico, a la práctica los docentes siguen priorizando (por instrumentales, argumentan) las inteligencias, capacidades o competencias lógico-matemática y lingüística.

 

Con esta nueva concepción parece absurdo insistir en que las materias fundamentales son las lenguas y las matemáticas, y suena grotesco actuar como si todo el alumnado las aprendiera de la misma manera. No hay suficiente en cambiar las leyes, se ha de tener en cuenta que cada inteligencia, capacidad o competencia necesita la presentación de sus contenidos curriculares de formas diversas; requiere la utilización de nuevas estrategias y de innovadores recursos, exige la revisión y adaptación de las actividades didácticas-pedagógicas y de evaluación hacia una aplicación real de los conocimientos en situaciones prácticas autónomas o compartidas, y, finalmente, reclama la influencia que las habilidades, los hábitos, las actitudes y las motivaciones tienen en los aprendizajes de los niños y niñas. 

 

Ya es hora, por tanto, de admitir que la inteligencia multidimensional se encuentra en el origen de las capacidades y competencias, y ya toca asumir la pedagogía para estimular y trabajarlas óptimamente.

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[i]Gardner, H. (1983). Frames of mind. The theory of multiple intelligences. New York: Basic Books.  

Fecha de publicación: 1/2/2014