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¿COORDINACIÓN PRIMARIA-SECUNDARIA? !SÍ, POR FAVOR!

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¿COORDINACIÓN PRIMARIA-SECUNDARIA? !SÍ, POR FAVOR! (1)


ÀNGEL CASAJÚS LACOSTA
Colegiado núm. 77
Barcelona, Octubre de 2011

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La extensión de la escolaridad obligatoria, desde la implantación de la ESO, debería haber implicado la necesidad de realizar una Coordinación entre la enseñanza Primaria y la Secundaria. No se hizo, al menos de manera generalizada y, progresivamente, parece que los niveles de exigencia curricular y las diferentes maneras de trabajar entre ambas etapas, requieren urgentemente una actuación inmediata al respecto. Las razones son justificadas y el compromiso de coordinación necesario.

¿Podremos comenzar y generalizar por fin la coordinación? ¿Como se debe llevar a  cabo? ¿ De quien depende? ¿Quien la tiene que activar?

Como pedagogo con funciones de profesor y Orientador de un instituto de Secundaria desde hace quince cursos y con el conocimiento de haber impartido clases en Primaria durante doce cursos en la antigua EGB, observo durante estos últimos cursos una tendencia de aumento de alumnos que llegan a Primaria sin la adquisición de competencias básicas. Lo que es más sorprendente es que muchos de estos alumnos, a pesar de no alcanzarlas, nunca han repetido ningún curso en Primaria, hecho que tiene como consecuencia inmediata, que el Centro de Secundaria tenga que plantear estrategias para ellos teniendo en cuenta la realidad en que estos alumnos se encuentran. No quiero esgrimir aquí razones de responsabilidad sobre el por qué de esta situación, pero la realidad es que muchos de los alumnos que ingresan en la etapa de la ESO con un dictamen o informe psicopedagógico, a veces no llegan ni con los 12 años cumplidos. Se tiene que pensar que en cada Ciclo se deben conseguir aquellas competencias propias que corresponden a cada edad como, por ejemplo, es el caso de la consecución de la lectoescriptura en el primer Ciclo de Primaria. Lo que tendría que ser lógico es que si el alumno no ha sido capaz de conseguir de una manera satisfactoria un objetivo como este, difícilmente puede afrontar retos de cursos posteriores con las consecuencias que ello conlleva. En ocasiones esta deficiencia continúa arrastrándose en la Secundaria. En otras, es difícil que un alumno sin haber alcanzado las competencias de Primaria, posteriormente, tenga éxito en Secundaria. No es tanto una falta de nivel de contenidos como una falta de hábitos y unas maneras de trabajar, que después se traducirán en la siguiente etapa en una falta de adaptación a las exigencas que requiere la ESO.

Por una parte, el profesorado de Secundaria, en muchas ocasiones, manifiesta no estar preparado para atender estas dificultades de aprendizaje que muchos alumnos muestran en este paso y somos los Orientadores quienes nos cargamos de trabajo en asesorar y atender estas necesidades. Por otra, muchos profesores que quieren impartir los contenidos de su materia propia, no pueden hacerlo ni en el curso ni en el nivel que correponde, con un desencanto sobre la incapacidad del alumnado al que atiende. En definitiva parece existir un quebrantamiento entre las dos etapas, como si fueran dos mundos independientes, cuando la realidad es que uno debe ser la continuación del otro.

Estos ejemplos y razones son algunos de los que podemos encontrar en el proceso de cambio entre las dos etapas, asuntos y problemas a los que se tienen que buscar soluciones. Estos y muchos otros que crean la necesidad de realizar una Coordinación entre Primaria y Secundaria, puesto que favoreciendo los lazos entre los centros en relación a la formación de su alumnado, y avanzando en una línea de coordinación y traspaso de información permanente, se facilitaria la transición al alumno entre las dos etapas. Sencillamente, esta coordinación es necesaria para qué esta diferencia no llegue a existir.

La Coordinación entre Primaria y Secundaria es una de las fases del Programa de Transición entre las dos etapas, que se completa por las otras dos: Información a las familias y el Programa de acogida de los alumnos. Si no existiera la coordinación todavía, se tendría que considerar una tercera fase: el Traspaso de información de los alumnos, pero consideramos que si existe un buen Programa de Coordinación entre Primaria y Secundaria, queda incluida en ésta, excepto evidentemente de los alumnos de los que no se ha hecho esta Coordinación para llegar de Centros externos a los que se ha hecho dicha Coordinación. Esta Coordinación se tiene que programar entre los Centros de Primaria y el Centro de Secundaria de referencia, donde ingresan los alumnos a la nueva etapa. En el caso de los centros que disponen de las dos etapas esta coordinación parece más fácil de realizar porqué se trata de un asunto interno.

Las líneas de coordinación pasarán por el conocimiento - tanto a nivel curricular como a nivel de hábitos - mútuo de los Centros (si los alumnos provienen de centros externos), metodología de trabajo, consecución de objetivos, niveles curriculares, estrategias de aprendizaje, presentación de trabajos, uso de agenda, deberes, etc., y se deben establecer unos acuerdos a los que se llegarán detrás de las sesiones de co-planificación y coordinación a lo largo de los cursos - de manera consensuada - puesto que esta actuación tiene que durar diferentes cursos. Por lo tanto, la Coordinacióm se debe entender como una acción a largo plazo y no una acción aislada de un curso. La puesta en marcha y posterior evolución de la Coordinación pasa por el acuerdo de los Centros participantes, respecto a los lugares de reunión, periodicidad de los encuentros, etc., pero consideramos que una buena planificación a nivel curricular pasa por abordar cada curso una materia diferente, comenzando por las instrumentales (matemáticas y lenguas), donde como orientación se tratarían temas como la discusión y consenso de los contenidos, manera de trabajarlos, elaboración de materiales, adecuación de las programaciones, organización del trabajo en clase, utilización de instrumentos y metodologías, criterio de evaluación, etc. 

Evidentemente, todas estas acciones ha de suponer la no supeditación de unos centros a los otros. La puesta en marcha de la coordinación puede llegar desde cualquier ámbito, pero es conveniente que sea activada y reconocida por la Inspección educativa. Si se institucionaliza, se da un valor añadido, facilitando a los profesores las reuniones y los encuentros correspondientes. Por tanto, se tiene que considerar como una apuesta de mejora del trabajo educativo, y si algo se quiere, ... algo cuesta.


(1) El artículo puede ser reproducido siempre que se cite la fuente y el autor.

Fecha de publicación: 1/11/2011