TIEMPO PARA EDUCAR, TIEMPO PARA APRENDRER

TIEMPO PARA EDUCAR, TIEMPO PARA APRENDER

ANNA FERRÉ CARABALLO [1]

Colegiada núm. 1558

Vic, Julio 2015

 

Cuando jugamos con aquel juego que tanto les gusta o cuando vemos su serie infantil preferida a su lado, estamos valorando aquello que aprenden. Cuando les dedicamos tiempo estamos dando un valor añadido a aquello que se está haciendo y los niños agradecen este tiempo que para ellos es vital.

 

Es cierto que “el tiempo es la medida del valor de las cosas” y así se ha constatado este año en el trabajo realizado en torno a las “Reflexiones Pedagógicas sobre el Juego y el Juguete ” y el “Proyecto sobre las series infantiles” en el Grupo de Trabajo de Juego y Juguete. El tiempo que dedicamos a los niños para vivir actividades cotidianas es lo que muestra realmente el valor que le queremos dar.

 

Cuando jugamos con aquel juego que tanto les gusta o cuando vemos su serie preferida a su lado, les estamos valorando aquello que aprenden, pero lo más sorprendente es que les transmitimos el valor de estar juntos y de disfrutar juntos de una actividad. Dedicando tiempo a vivir experiencias y vivencias mediante diversas actividades cotidianas estamos ayudando a mejorar la estimulación de los niños, permitiendo que recuerden aquello vivido con plenitud y así favorecer el vínculo entre padres e hijos. Es en estos momentos cuando les transmitimos que compartir su tiempo y tener experiencias conjuntas es muy valioso, y entonces se sienten alegres, más motivados y abiertos a aprender.

 

Cuando jugamos estamos creciendo como personas y ayudamos a desarrollar las habilidades motrices, cognitivas, afectivas y sociales de los niños, de nosotros mismos y de otros adultos que tenemos a nuestro alrededor. Estas habilidades se mejoran cuando el adulto guía al niño en la realización de diferentes actividades cotidianas, como jugar a juego simbólico, a juegos de mesa o visualizar una serie infantil con ellos. Todo juego o juguete que potencia la investigación, el descubrimiento, la imaginación y la creatividad, con el acompañamiento de un adulto, permite que la conexión entre el juego y la vida sea más enriquecedora y vivencial, y por tanto, perdure en el tiempo.

 

Podemos explicarles cómo se juega a un juego o podemos jugar. Es en el juego donde nos encontraremos las sorpresas, los obstáculos y viviremos diferentes situaciones que se deberán ir superando. Es aquí donde aprenderán a escuchar y a respetar cualquier cosa que alguien les explica, aprenderán a disculparse cuando alguna cosa no está bien hecha, a expresar sus sentimientos de una forma adecuada y a saber perder o ganar cuando sea el momento.

 

Jugar es un reto donde aprendemos a superar obstáculos, a ser pacientes y a mirarnos la vida con más armonía, respetando y valorando todo lo que nos rodea. Jugar nos permite tener una actitud positiva y abierta ante la vida, aprendiendo a disfrutar de la belleza de cada momento.

 

Acompañar a los niños y guiarlos en diferentes momentos también sucede en el caso de las series infantiles. ¿Cuantas veces ha pasado en nuestra infancia que mientras veíamos una serie infantil que nos gustaba, no entendíamos el mensaje de aquello que nos querían decir hasta que hemos sido más grandes? Tal vez en aquellos momentos nos hubiese gustado que alguien nos ayudase a interpretar y entender el mensaje de aquella serie infantil con un diálogo cercano.

 

Los ratos y los momentos que dedicamos a jugar con los niños son clave para que vivan el juego con intensidad. Todo esto nos permitirá conocer al niño y saber cómo reacciona delante de cualquier situación, tomando conciencia de cada momento y descubrir sus virtudes y cualidades como persona. Cuando damos o dedicamos tiempo, estamos dando un valor añadido a aquello que se está haciendo y la creatividad y la motivación que se acentúan. Los niños agradecen este tiempo y para ellos es vital.

Fecha de publicación: 10/8/2015