APORTACIONES PEDAGÓGICAS SOBRE DEBERES ESCOLARES EN VERANO

APORTACIONES PEDAGÓGICAS SOBRE DEBERES ESCOLARES EN VERANO

El Col·legi de Pedagogs de Catalunya quiere aportar perspectiva pedagógica al debate recurrente y controvertido sobre los deberes escolares en verano, con el convencimiento de que no hay una respuesta pedagógica unívoca dado que depende de muchos factores tanto escolares como familiares del niño y adolescente.

Un tema que caracteriza el comienzo del verano, después de las notas finales, es la continuidad y por lo tanto las dudas de si, durante el verano, los alumnos deben seguir o no trabajando, cuánto tiempo, cómo y por qué, etc. Los interlocutores y las opiniones son diferentes y diversas, nunca ha habido consenso al respecto a no ser que se pregunte al propio alumno/a que entonces sí que se llegaría seguro, ya que padres, maestros, profesores, pedagogos... tienen opiniones enfrentadas sobre esta cuestión.

Parece clara la tendencia respecto a aquellos alumnos que han suspendido alguna materia -en Secundaria- o necesitan reforzar las competencias básicas -como las materias instrumentales en Primaria- donde los mismos docentes dan indicaciones y consejos de trabajo a las familias sobre qué deberían hacer sus hijos e hijas durante el periodo estival. En estas situaciones hay más consenso sobre que niños y adolescentes necesitan reforzar conceptos, que no se han llegado a asimilar del todo a lo largo del curso, haciéndolo de forma más tranquila y manteniendo unos hábitos de estudio que pueden facilitar la entrada al nuevo curso.

Otra cosa es debatir si se ha de continuar encargando trabajo para los que -en sentido figurado- “ya han hecho los deberes durante el curso” y han alcanzado niveles aceptables para seguir el siguiente curso sin dificultades, por lo que sería lógico liberarlos de deberes escolares y que pudieran disfrutar del verano. En general se interpreta que “deberes por vacaciones" acaba siendo una extensión de tareas repetitivas parecidas a las practicadas en el aula, y no ha de ser así, ya que las horas en clase han de ser suficientes para el aprendizaje del alumno/a. Parece más racional que estas actividades de verano complementen el trabajo del aula potenciando la reflexión, el pensamiento crítico, la busca y selección de información, la creatividad en entornos diferentes y, si es posible, hacerlo en familia.

La primera voz que se tiene que escuchar es la de los maestros y profesores, aunque también hay diferencias de opinión. Ellos, con mucho criterio, conocen el ritmo escolar y las necesidades de cada uno de los alumnos y pueden aconsejar y asesorar a los padres, pero nada más. Después será la familia la que dispondrá y decidirá. Y esto forma parte del talante particular, de una serie de factores, de creencias y de posibilidades ya que cada familia es diferente y tiene circunstancias diversas en verano. Y debe ser así porqué es la familia la primera responsable de la educación de sus hijos y las vacaciones estivales es una gran ocasión para demostrarlo.

El verano es un momento para disfrutar con y de los hijos, de compartir su trabajo y de aplicar aprendizajes adquiridos en la escuela. Habrá padres que consideren que el verano es largo y hay tiempo para todo. Por ello, pedirá a los maestros y profesores algún tipo de tarea para que trabaje un rato cada día. Posiblemente acabe haciendo que hijo/hija rellene el “cuadernillo de verano”, cuaderno con una mezcla de todo. Otros, enviarán a los niños/as a colonias, casales de verano, estancias y campamentos, con toda la carga educativa que comporta.

De cualquier modo, el descanso no significa ausencia de aprendizaje, muy al contrario, a partir de cualquier actividad se puede provocar ya sea preparando el programa diario de las vacaciones, ya sea revisando qué falta en la nevera y el presupuesto que se necesitará para volverla a llenar o bien haciendo actividades con el padre o la madre tanto deportivas y culturales como artísticas. Todo es susceptible de aprovecharse como hecho educativo que es.

Así pues, hacer que el niño aproveche las posibilidades del entorno donde pasa las vacaciones es muy sugerente. Desde el punto de vista pedagógico programar visitas culturales con la familia o visitar algún museo y conocer las costumbres si se está visitando una ciudad, o ayudar a cultivar un huerto, cuidar de un jardín, explorar la naturaleza, son actividades de aprendizaje significativo únicos y, muchas veces irrepetibles, para el niño y/o adolescente.

Por supuesto hacer deporte, empezar a aprender a tocar un instrumento, dibujar/pintar y hacer bricolaje, hacer encargos y ayudar en casa, dedicar un tiempo al placer de leer y a las tertulias familiares son actividades ricas pedagogicamente porqué estimulan la creatividad, la autonomía y el vínculo familiar. Todas y cada una de las actividades que propician las vacaciones de verano colaboran a desarrollar las competencias, habilidades y hábitos de actividad intelectual de los niños y adolescentes.

Las vacaciones son una oportunidad, pedagogicamente hablando, para promover un aprendizaje, aquel que permita al niño y/o adolescente asociar, descubrir, crear y, lo más importante del período estival, despertar la curiosidad y emocionarse por aprender desde sus propios intereses compartiéndolos en familia.

Con estas reflexiones, el Col·legi de Pedagogs de Catalunya, pretende enriquecer el debate abriendo las perspectivas pedagógicas del verano como un período educativo único donde el aprendizaje está presente y donde la prioridad es dar respuesta a las necesidades e intereses de hijo e hija, respetándose mutuamente familia y escuela y las responsabilidades educativas de cada una.

Fecha de publicación: 15/7/2016